Está demostrado mediante estudios científicos que jugar con puzzles a edades tempranas hace que se potencie el desarrollo de habilidades espaciales y la inteligencia visoespacial, que es la habilidad de pensar en tres dimensiones y percibir el mundo en imágenes tridimensionales, recrear y transformar formas y figuras. De esta manera se pueden recrear con la imaginación los objetos observados y anticiparse a las consecuencias de los cambios espaciales.
Jugar con puzzles no sólo tiene estos beneficios, sino que además, tiene entre otros, los siguientes:
- Adquieren habilidades cognitivas, aumenta la conciencia visual al ir construyendo edificios, personas, animales, etc. y facilita la comprensión.
- Potencia la resolución de problemas y aumenta las habilidades de razonamiento para completar los puzzles.
- Fomentan el desarrollo de la motricidad fina.
- Mejora la coordinación ojo-mano mediante el ensayo y error continuo para encajar unas piezas con otras y mejoran la memoria visual.
- Mejora la concentración para poder comprender la figura que deben encontrar y buscar entre múltiples opciones.
- Potencia la autoestima cuando se alcanza el reto que es terminar el puzzle y lograr resolver el problema inicial.
Los puzzles son juegos para todas las edades, y existen multitud de formas distintas, desde los más sencillos de madera, pasando por los típicos de cartón, hasta los más complejos en 3D.
¿Cuales son los puzzles más adecuados para cada edad? Hay una regla simple para saber el número de piezas aproximado más adecuado para cada rango de edad:
- 0-2 años: multiplica por 1
- 3-4 años: multiplica por 2-3
- 4-5 años: multiplica por 4-6
- + 5 años: multiplica por 8-10
Como ves la complejidad se duplica cada año, pero como todas las reglas, tiene sus excepciones. Hemos conocido niños de 4 años que hacían puzzles de 150 piezas, y niños de 5 que no conseguían terminar los de 20 porque se aburrían… Depende mucho del gusto, la experiencia y la forma de ser de cada niño.
Para los más chiquitines, (hasta 2 años), podéis empezar con los puzzles más sencillos, de 2 y 4 piezas. Hazlo tú primero para formar la imagen del puzzle, y sepáralo después. Deja que lo monten de nuevo, y ayúdales de forma activa si se quedan atascados.
De 2 a 3 años, pueden hacerlos ya de entre 4 y 12 piezas. Puedes aprovechar para que vayan empezando con las letras y números. De hecho, los puzzles progresivos son muy buena opción para ir incrementando la dificultad poco a poco.
Entre los 3 y 4 años los puzzles de 12 a 20 piezas son los que más aprovechan porque los hacen y deshacen muy rápido.
A los 4 años pueden hacer puzzles de hasta 40 y 50 piezas. Siguen siendo sencillos, pero lo suficientemente difíciles para que les suponga un reto fácil de alcanzar.
A partir de los 5 años, y siempre que hayan hecho unos cuantos puzzles, y a partir de 200 y hasta 500 piezas ya no les parecen tan difíciles porque ya es cuestión de paciencia, habilidad que adquieren con la práctica. Estos puzzles ya los terminan enseguida y quieren hacer otro.
Con 8 y más años, los puzzles de 1000 piezas, o los más llamativos que brillan en la oscuridad suelen ser los elegidos, ya sea por el reto que supone una cantidad de piezas tan elevada, o por alguna característica diferenciadora del resto de puzzles.
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